Tras muchos días sin actualizar el blog al fin, hoy encuentro la motivación y la inspiración para hacerlo.
El día 1 de Marzo, teníamos los billetes de autobús para irnos a Estocolmo, la capital de Suecia, ciudad que en algunos sitios se conoce como la Venecia del Norte, por el hecho de que se encuentra localizada sobre islitas y rodeada por todos lados de agua.
Debido al madrugón, una vez que llegamos a la estación, tuve la necesidad de un café, porque entre el mareo del autobús y el atasco que sufrimos, sí, atasco en Suecia, apenas increíble pero había atasco a la entrada de Estocolmo, no había sufrido nada igual desde que salí de España, y es que aquí como siempre voy en bici a todos lados, pues no echo de menos el coche para nada de nada. Puede verse a la perfección mi cara de una mezcla entre mareo y sueño...
Además hacía un frío increíble, solo hay que ver cómo iba Jaime de abrigado.
A pesar de que llevábamos la guía que me habían regalado mis queridos cedrunos y que yo había seleccionado lo que debíamos visitar, nos acercamos a la oficina de turismo a coger un mapa (me encantan los mapas)
Cómo no, lo primero que visitamos en cuanto llegamos (superando las dificultades de la nieve y el frío), fue Gamla Stan, o bien la Old Town, o en castellano la ciudad vieja. Es una islita en la que se encuentra el Palacio Real y que es el edificio principal de la ciudad. Allí pudimos hacernos alguna foto los dos juntos, rodeados de nieve y con un fondo totalmente congelado.
Mientras esperábamos a las 12 de la mañana, hora en la que se produciría el cambio de guardía, pudimos dar un paseo por las bonitas calles de Gamla Stan, que como toda ciudad antigua está llena de tiendas de Souvenirs en las que se vendían algunas cosas curiosas, como CD´s, creo que debe ser de las pocas tiendas de discos que queden.
O relojes de colores que sé que a más de una le gustaría que le hubiese comprado uno, pero bueno se pueden comprar en cualquier chino ¿no?
Y para ir abriendo el apetito unos suculentos bollitos de chocolate mmmmmm
Pero sin duda lo más llamativo para mi, son las postales que venden en todas las tiendas de recuerdos, las hay con paisajes preciosos de la ciudad pero es que también las hay con la familia real sueca, ¿alguien se imagina en España una postal con el Rey, Sofía, Felipe y las infantas?
Así caminando entre las calles nos dieron las doce del mediodía, hora del cambio de guardia. Nos presentamos en el Palacio Real, bien abrigados porque teníamos que estar parados mientras se realizaba. Un guardia salió y explicó en sueco y también en inglés cómo se sucedía y en lo que consistía, lo cierto es que no me enteré demasiado, y no porque no tenga ni papa de inglés, sino porque el frío tenía mis neuronas congeladas y no era capaz de concentrarme en lo que estaba diciendo, vaya que si lo hubiera explicado en castellano tampoco me habría enterado de nada!
Los apuestos Guardas reales realizaron el cambio y tras esto nosotros más o menos como cubitos de hielo, decidimos que teníamos que ir a comer. Pero nos fue totalmente imposible comer de picnic como habíamos pensado y preparado, así que decidimos elegir un Mc Donalds, muy a nuestro pesar, eh Jaime!
Después de comer, teníamos pensado dirigirnos al Museo Vasa, que se encuentra en otra isla diferente, se llama Djurgarden, y en el camino hacia allí pudimos ver lo precioso que es Estocolmo y el encanto que se observa en cada una de sus calles.
Cuando llegamos a la isla que he comentado, me impresionó mucho un edificio que es donde se encuentra el Nordiska Museet, museo que está dedicado a las tradiciones de los pueblos del norte de los últimos 500 años. Dentro de él pueden verse muebles, trajes, utensilios caseros y artesanales y armas. Este es el edificio:
Andando un poco más se encontraba nuestro destino, el Vasa Museet, museo donde se exhibe la nave de Guerra Vasa, que fue mandada construir por Gustavo Adolfo II y que se hundió en el Beckholmen el 10 de Agosto de 1628. Luego en el año 1961 fue rescatada y ahora se encuentra en el interior del museo.
Este barco es honra de la marina sueca y debieron trabajar muy duro para recuperar la nave y también utensilios que se exhiben en el museo. Todo esto y más lo supimos porque realizamos una visita en la que un guía nos explicó en auténtico fast inglés como se produjo el hundimiento y cómo habían recuperado el barco etc. Y es que aquí en Suecia la gente habla bastante bien inglés, por lo menos entienden y saben explicar las cosas, pero lo del guía era tremendo, hablaba muy bien, rápido y con palabras raras; pero además de eso en su chapita llevaba escrito que también sabía alemán. Alucino con la gente, yo también quiero saber idiomas.
Volviendo al barco, en el museo había también una maqueta de como debía ser el barco
Tras salir del museo Vasa, con calorcito en el cuerpo y la vejiga vacía, que es importante ya que en muchos aseos como el de la estación o el del Mc Donalds hay que pagar por usarlos, nos dimos una vueltecita por el resto de la isla viendo algunos edificios tan bonitos como el Museo de Biología, enclavado en un típica casita sueca.
Tras nuestra visita a la capital de Escandinavia y con frío hasta en las uñas de los pies, regresamos a la estación de autobuses para volver a nuestra querida Västeras. Estábamos tan cansados que no pudimos evitar caer dormidos en el trayecto.
Proximamente aventura de 6+1 español@s y una americana en Tallín, cuento de hadas!